Historia

El Colegio Nuestra Señora del Buen Consejo es un centro dirigido por las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones. Nuestra familia religiosa nace en el año 1884 en Antequera (Málaga) por obra de Mª del Carmen González Ramos, que toma el nombre de Madre Carmen del Niño Jesús al fundar la Congregación de Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones. Desde entonces, nuestra Congregación se esfuerza por ofrecer a la sociedad sus colegios no sólo como lugar de enseñanza, sino como comunidad de vida, en la que todos aprenden a respetarse, a estimarse, a trabajar en equipo, a asumir los conflictos y a enriquecerse con las diferencias. 

El Instituto de Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones, apoyado en la promesa de Cristo Salvador de atraerlo todo hacia Él, vive y se afana por el advenimiento del Reino de Dios y, siguiendo el espíritu de fraternidad universal que comporta el Ideal Franciscano, quiere prestar el mayor servicio a los hombres de nuestro tiempo. 

La historia de nuestro colegio se remonta a pricipios del siglo XX, en el que una Congregación de Hermanas Franciscanas del Buen Consejo se estableció en Melilla alrededor del 1905 de la mano de Sor Josefina, quien estuvo acompañada entonces por dos hermanas. Sor María Alegría de Jesús llegó al año siguiente. Esta nueva comunidad, creó en marzo de 1906, en un local provisional en Melilla la vieja, el Colegio de las Madres del Buen Consejo, que fue la primera congregación religiosa femenina, establecida en Melilla. 

Durante la Campaña de 1909, estas Hermanas colaboraron como enfermeras en varios hospitales de la ciudad y, además acudían allí donde eran requeridos sus servicios. Entre los mencionados hospitales, se encontraba el de nueva creación llamado Hospital del Buen Acuerdo. En ese hospital, fue donde el 14 de abril de 1910 tuvo lugar la donación de piel mediante intervención quirúrgica, de Sor María Alegría de Jesús, al soldado del Regimiento de Infantería de Saboya núm. 6, D. Gabriel Fernández Rodríguez, herido durante la Campaña de 1909. En el periódico local “El Telegrama del Rif”, aparecía publicado lo siguiente: 

“…Es un ángel de Caridad que ha prestado al bisturí su carne de heroína, reclamada por la salud de un soldado. Su nombre merece las bendiciones de todos; ahogando el dolor por el imperio de su espíritu bien templado dejó que la cuchilla del cirujano rayase su piel de virgen puestos los ojos en el bien del prójimo y el corazón en lo alto. Sor Alegría ha trabajado sin descanso en los hospitales durante la Campaña con sus hermanas las religiosas del Buen Consejo y ha terminado por poner a su obra hermosa un digno remate, con el cruento sacrificio. ¡Sor Alegría, mujer de carácter abierto todo alegría como el nombre que lleva, su figura no se apartará fácilmente de los que han tenido sus cuidados, su celo exquisito y su inagotable caridad a la cabecera del lecho del dolor…” 

Sor Alegría, ya era conocida en Melilla por su fecunda estancia en la ciudad así como por salvar la vida del soldado. Este último hecho, le valió el reconocimiento de todas las instituciones y personas, incluyendo al mismísimo Rey D. Alfonso XIII, que solicitó atender la petición de ingreso de la religiosa en la Orden de la Beneficencia y recibió múltiples condecoraciones.

La Junta de Arbitrios, como agradecimiento a la labor desarrollada, concede en 1913 a Sor Alegría y Sor Josefina un solar que se hallaba ubicado precisamente entre las dos calles que llevaban el nombre de estas religiosas. El nombre de la primera continua vigente, pero la calle “Sor Josefina” fue sustituida por “Lope de Vega” desde el año 1931. En este solar se construye el nuevo Colegio “Nuestra Señora del Buen Consejo”.

Más adelante, en 1920, por problemas surgidos en esta Congregación de Franciscanas del Buen Consejo, algunas de las hermanas residentes en Melilla se incorporan a la Congregación de Franciscanas de los Sagrados Corazones, por iniciativa del señor obispo de Málaga: entre ellas la Madre Alegría, que llegó a ser Consejera General en esta congregación.

En este año, las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones llegan a Melilla para hacerse cargo del colegio. En la vida de Madre Carmen del Niño Jesús queda consignado este hecho de la manera siguiente: “Es verdad que un día varias hermanas con Sor Verónica de Jesús, limpiaban el camarín donde estaban los restos de la Madre fundadora, hablando de sus virtudes y encomendándose a ella. Al salir se dijeron: Si nuestra Madre está en la gloria, podría hacer que se fundara fuera de la Península… No había pasado una hora, y una de aquellas hermanas era llamada por la superiora para que acompañase a madre María a visitar al señor obispo de Málaga, que las recomendaba y ayudaba para que fundasen en Melilla”. 

La construcción de la Capilla dio comienzo en 1927 y se acabó un año más tarde. El colegio va ampliando su labor educativa y adaptándose a las enseñanzas reglamentarias y llega a impartir todos los niveles hasta bachillerato, recibiendo la autorización como reconocido de Grado Superior en 1948 y de Centro Homologado Mixto en 1975.

Actualmente es un Colegio Concertado en los Niveles de Educación Infantil, Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria y Colegio Privado en Bachillerato.
 


En el año 1983, por las exigencias de espacio que respondían a cambios educativos, el colegio se trasladó a la Carretera de Farhana donde se halla actualmente. 

Hoy en día cuenta con más de 900 alumnos distribuidos de la siguiente manera:

  • Seis unidades de Educación infantil 2º ciclo.
  • Doce unidades de Educación Primaria.
  • Ocho unidades de Educación Secundaria Obligatoria.
  • Bachillerato.


Nuestra propuesta educativa 
persigue un fin: llevar a cada alumno

  • a la fe en su destino trascendente y a la adhesión a Cristo de manera personal, con toda la plenitud de una naturaleza humana enriquecida por la cultura;
  • al compromiso operante en la construcción de un mundo según los valores del Evangelio, en solidaridad con todos los hombres y con un espíritu abierto, dialogante y flexible.

Como medio para conseguir estos fines, nos esforzamos por lograr:

  • un ambiente animado por el espíritu de caridad y libertad evangélica, buscando espacios de interioridad y de vivencia litúrgica, eucarística y mariana;
  • un clima de sencillez y de paz, de amor y confianza en el Padre que a todos nos hace hermanos, de simpatía hacia todas las criaturas y de la alabanza al Creador.
  • sentido del deber y de responsabilidad personal, asumiendo el trabajo como enriquecimiento de la propia persona y como ineludible aportación a la sociedad.
  • un acercamiento al individuo, aplicando una pedagogía personalizada, acomodada a las características e individualidades de cada uno.

De este modo, el Instituto de Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones pretende contribuir a la formación integral de la personalidad cristiana de los alumnos a él confiados para que, realizada la síntesis personal entre fe y vida ofrezcan al mundo de hoy el mensaje evangélico del Bien y la Paz.


 
En el año 1995, al celebrarse el 75º aniversario de la llegada de las Hermanas Franciscanas de los Sagrados Corazones a Melilla, se convocó entre el alumnado un concurso sobre la “Historia del Colegio”, el trabajo ganador se puede leer a través del siguiente enlace: Historia del Colegio